Un año del inicio de la guerra, el arzobispo Shevchuk recuerda a los redentoristas prisioneros

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El jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana en conexión de vídeo con un grupo de periodistas, pocos días antes del primer aniversario del conflicto afirmó: “Una guerra ciega, absurda y sacrílega”.

El arzobispo Shevchuk informa también que en todas las regiones ocupadas – “el 17% del país” – no queda ni un solo sacerdote: “Ni greco-católico, ni latino… Algunos han sido expulsados, otros encarcelados”, dice el arzobispo, recordando a los dos “heroicos” padres redentoristas, Ivan Levytskyi y el padre Bohdan Heleta, detenidos el 16 de noviembre en Berdyansk y “durante cien días sometidos a torturas diarias”.
“Ninguna negociación, ninguna diplomacia, han podido aliviar el dolor de estos sacerdotes”.

No se sabe cuándo acabará “este sinsentido” en Ucrania. “El dolor en la gente aumenta cada día”, se dijo Shevchuk, que, sin embargo, se mostró “orgulloso” de tantos obispos, sacerdotes, monjas y monjes que “supieron ver a Cristo en la gente herida por la guerra. Gente hambrienta, sin nada, que confió plenamente en nosotros”. “Estoy conmovido”, dice, con voz emocionada. “Esos mismos obispos y sacerdotes están ahora desmoralizados: Todos los días tienen que celebrar funerales de víctimas, militares y civiles. Funerales interminables… ya no sabemos qué decir, me dijo un obispo”.
“Hoy – concluye Shevchuk – se habla de muchas propuestas de paz. Nuestro gobierno tiene su propia fórmula de paz: el primer punto es que Ucrania libere todos los territorios ocupados. Otras propuestas hablan de compromiso, negociación, cesión de algún territorio, etc. Pero cuando escucho estos debates, siento un escalofrío. Para la Iglesia, no se trata de los territorios, sino de las personas que están allí. Debemos liberar a la gente, a nuestros fieles”.

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“Rezamos – es el llamamiento final del jefe de la Iglesia greco-católica – para que el Señor escuche la sangre que clama al cielo desde la tierra ucraniana. Pedimos que el mundo no cierre los ojos ante las heridas y los sufrimientos del pueblo, que no se canse de ello. A menudo el dolor ucraniano desaparece de los periódicos, deja de ser noticia, como en el 2014 con la invasión en Dombás. La verdad siempre, como dice el Papa, es víctima de la guerra. Una guerra de desinformación. La mentira y la indiferencia matan, matan a muchos”.

(Vatican News)

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