El bicentenario de la muerte de Francesco Antonio De Paola

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Quién era el padre Francisco Antonio De Paola

El padre Francisco de Paola, nació en Ruvo del Monte (Potenza) el 10 de octubre de 1736. Era primo de Pietro Paolo y Domenico Blasucci. Ya, de niño sintió la vocación a la vida consagrada, orientándose hacia la Congregación del Santísimo Redentor en la que, después de huir de su casa, fue recibido por San Alfonso. Hizo su noviciado bajo la guía experta del padre Antonio M. Tannoia e hizo su profesión religiosa en Deliceto (Foggia).

Después de haber completado sus estudios y una vez cumplidos los veinte años, fue ordenado sacerdote y comenzó de inmediato la predicación de misiones populares, convirtiéndose en uno de los mejores intérpretes de la tradición misionera alfonsiana. Apreciado por el Santo Fundador, de Paola fue considerado idóneo para ocupar el cargo de maestro de novicios (1765) y de rector de la casa de San Angelo a Cupolo (Benevento) (1767), cuya casa reestructuró por completo. Colaboró frecuentemente con los obispos de Benevento, Sora, Veroli, Aquino, Anagni e Alatri, en cuya diócesis predicó muchas misiones para evangelizar a los agricultores y pastores de las periferias rurales de Sannio y de Ciociaria.

Su esfuerzo principal era extender más allá de las fronteras del Reino de Nápoles la Congregación de los Redentoristas estableciendo de manera estratégica la fundación de sus casas. Entre las más importantes tenemos que recordar ésta de Scifelli de Veroli (1773) y de Frosinone (1776). Más tarde fundó también las de Gubbio, Spello, Poggio Catino, Roma y Cisterna.

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Se encontró implicado, contra su voluntad, en el fuego cruzado de los acontecimientos que marcaron la Congregación del Santísimo Redentor, cuando, en 1780, el gobierno del Reino de Nápoles introdujo el Regolamento y la Santa Sede había hecho independientes las casas existentes en el Estado Pontificio, que observaban la Regola primitiva. Fue nombrado por el Papa “presidente” de todas las casas en el Estado Pontificio y en 1783 Superior General (segundo después de San Alfonso). En 1785 convocó el Capítulo general a Scifelli (el tercer Capítulo general), donde se le confirmó el cargo de guía del Instituto. Durante el Capítulo general de 1792, celebrado en Pagani, renunció al cargo de Superior General, para promover la unidad de toda la Congregación.

Nombrado por el Papa vicario provincial de las casas del Estado, trabajó incansablemente para ayudar a los cohermanos a vivir la misión redentorista, estimulándoles a nuevas aperturas.

Acogió muchos jóvenes en la Congregación, incluyendo a San Clemente María Hofbauer, a quién envió a Europa con la misión de difundir el Instituto redentorista más allá de los Alpes, de acuerdo con el deseo de San Alfonso.

Para el padre de Paula, que, entre tanto había hecho de la casa de Frosinone su cuartel general, comenzó el período más controvertido y turbulento de su vida. Esto, sin embargo, no impidió, dada su personalidad relevante, hacer todo lo posible por el bien de la ciudad que sufrió la invasión de las tropas napoleónicas. La gente de Frosinone lo honró con el título del “padre de la nación” por su mediación inteligente con las autoridades francesas y ofreció a la colegiata de Santa María la reliquia de San Silverio, papa y mártir.

A causa de su personalidad exuberante y de sus ideas vanguardistas el padre de Paola fue objeto de numerosos malentendidos y calumnias. Sus numerosas y apasionadas cartas son el único testimonio elocuente de su camino, de sus verdaderos sentimientos y de sus proyectos misioneros.

El culmen de sus tribulaciones llegó con el decreto de su expulsión de la Congregación, firmado el 26 de diciembre de 1808 por su proprio primo, el padre Pietro Paolo Blasucci, en función de Rector Mayor, a pesar de todas las tentativas infructuosas de clarificación.

Por sus méritos indiscutibles en favor de la Congregación y por la estima de que gozaba en la ciudad de Frosinone y entre los obispos del Lazio meridional, fue reintegrado, por el Papa, a la comunidad redentorista de Frosinone, donde pasó los últimos años de su vida en un continuo sufrimiento físico y moral, en servicio continuo a la iglesia y a la ciudad. Murió en grandes sufrimientos el 8 de noviembre de 1814. Se le otorgó un solemne funeral en la iglesia de la Madonna delle Grazie, la que él mismo había renovado y embellecido.

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Como testimonio de su devoción a María y de su cultura multifacética, puede servir su libro Grandezze di Maria (1803-1804), donde convergen los años de estudio, de oración, de meditación y de predicación y de la realización de una personalidad tal vez controvertida, pero sin duda auténtica.

Está enterrado en la iglesia de la Madonna delle Grazie en Frosinone, donde los Redentoristas continúan proclamando el Evangelio según el corazón de San Alfonso y con la pasión y la apertura del padre de Paola.

Puede ser considerarlo como el fundador de la biblioteca “San Alfonso” de Frosinone.

En la misma casa redentorista se puede visitar su habitación con algunos recuerdos personales.

P. Vincenzo La Mendola, C.Ss.R.

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